La Teología de la Navidad: Implicaciones teológicas sobre el nacimiento de Jesús

 

Introducción 

La doctrina del nacimiento virginal de Jesús, que está íntimamente ligada a la teología del "Theotokos" (literalmente "portadora de Dios"), es un tema complejo que ha sido abordado desde diversas perspectivas en la teología cristiana. 

Para empezar desde la fecha del nacimiento de Jesús, donde realmente no se tiene certeza de cuando nació ni en que fechas, algunos hablan de que nació entre septiembre y octubre y otros entre diciembre y enero. 

Pero lo que hoy nos interesa estudiar a manera más profunda es la teología que envuelve el nacimiento del Señor.

El concepto teológico del Theotokos 

Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel, le dijo: «¡Salve, muy favorecida! El Señor está contigo; bendita eres tú entre las mujeres».

Ella se turbó mucho por estas palabras, y se preguntaba qué clase de saludo sería este. Y el ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de Su padre David; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y Su reino no tendrá fin».

Entonces María dijo al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que soy virgen?». El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios. Lucas 1:26-35


Este texto contiene una teología sumamente rica en el considerar cuales son los aspectos dogmáticos más importantes acerca del nacimiento de Jesús. Como se mencionó antes, este texto hace referencia al “Theotokos” que contiene consideraciones importantes que los cristianos dedicados a escudriñar las Biblia deben de saber: 

  • El título de Theotokos está directamente relacionado con la doctrina de la hipostática unión, la enseñanza de que Jesús es plenamente Dios y plenamente humano. Al llamar a María Theotokos, la Iglesia afirmó la divinidad de Jesús desde su concepción.
  • Esta doctrina se afirmó en el Concilio de Éfeso (431 d.C.): Este concilio fue un momento decisivo para la cristología y mariología. El concilio condenó el nestorianismo, que proponía que María solo debería ser llamada "Christotokos" (Portadora de Cristo), argumentando que esta visión dividía las dos naturalezas de Cristo. Al afirmar el título de Theotokos, el concilio reforzó la unión de las dos naturalezas de Cristo en una sola persona.
  • El Theotokos es importante porque en la teología creemos y afirmamos que Jesús es 100% Dios y 100% hombre, y estas dos naturalezas habitan en una sola persona que es la persona de Jesús, y estas naturalezas no se mezclan ni una es mayor que la otra, sino que es Dios al igual que el Padre y el Hijo y hombre al igual que nosotros. 
  • Por lo tanto, María es madre de Dios en el sentido de que llevó las dos naturalezas en su vientre, la divina y la humana. Ahora, no porque María sea portadora de Dios, ella merece adoración o veneración, ella sólo es el medio de la divinidad y humanidad de Jesús. 
  • Todo esto lo podemos afirmar porque los títulos que el ángel le da a María son títulos divinos que sólo le pertenecen a Dios, es decir entonces que cuando Jesús nació, no sólo nació el hombre, sino que estamos ante Dios hecho hombre, Dios hecho carne, la naturaleza divina adhiriendo humanidad para morir por nosotros.

La necesidad del nacimiento virginal 

Una de las preguntas que dentro de la teología cristiana pueden surgir es lo siguiente. ¿Por qué Jesús tuvo que nacer de una virgen para venir a este mundo y no por otro medio?

La respuesta está dentro de la teología del apóstol Pablo: 

Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron. Pues antes de la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley. Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura de Aquel que había de venir.

Pero no sucede con la dádiva como con la transgresión. Porque si por la transgresión de uno murieron los muchos, mucho más, la gracia de Dios y el don por la gracia de un Hombre, Jesucristo, abundaron para los muchos. Romanos 5:12-15

  • La pregunta sobre el porque de un nacimiento virginal, se responde en lo que se le conoce como la doctrina de la imputación, que funciona de esta manera: 
  • Adán no sólo era un hombre, sino que era el representante federal de toda la humanidad, es decir que toda la humanidad estaba en los lomos de Adán representada, y en Adán todos morimos a causa del pecado, por eso toda la humanidad nace con la inclinación al pecado y no se puede salvar a sí misma por medio de las obras, porque todos pecamos en Adán y estamos condenados en Adán. 
  • Si Jesús hubiese nacido en una concepción natural hubiese nacido bajo el yugo de Adán y por lo tanto la humanidad de Jesús hubiese nacido inclinada al pecado. 
  • El nacimiento virginal puso la humanidad de Jesús en el estado de Adán, en estado de inocencia completa para que durante toda su vida se mantuviera en esa inocencia y así en inocencia pagar por nuestros pecados. 
  • Y así como en Adán todos fuimos condenados, ahora los que ponemos la fe en Cristo, ahora somos salvos, porque ahora nuestra cabeza federal no es Adán, sino que ahora es Cristo, y ahora Cristo como representante de los salvos, por su obediencia perfecta a la ley ahora todos tenemos salvación por medio de su obra.

Conclusión 

El título de Theotokos, es central en la cristología, enfatizando la unión de las naturalezas divina y humana de Jesús desde su concepción. Esta doctrina está intrínsecamente conectada con el nacimiento virginal, un evento que subraya la iniciativa divina en la encarnación y la naturaleza sin pecado de Cristo. Ambos conceptos han sido fundamentales en el desarrollo doctrinal de la Iglesia, reflejando un entendimiento profundo de la persona y obra de Cristo, y continúan siendo puntos de reflexión teológica

Bibliografía recomendada 

  • Berkhof, Louis, 2009, Teología Sistemática, Libros Desafío. 
  • Garrett, James Leo, 2003, Teología Sistemática, Editorial Mundo Hispano. 
  • Ratzinger, Joseph (Benedicto XVI), 2011, "Jesús de Nazaret: Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección", Editorial Planeta.
  • Bultmann, Rudolf, 2003, Teología del Nuevo Testamento, Editorial Sígueme.
  • Erickson, Millard J., 2013, Teología Cristiana, Editorial Clie.
  • Hodge, Charles, 2012, Teología Sistemática, Editorial Clie.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

La doctrina de la elección: Una alternativa ya conocida pero poco enseñada

Ocupándose de la salvación con temor y temblor: Entre la santidad y la perseverancia